El lugar exacto del hallazgo fue en la Sierra de Juan Robre, en Peñamellera, y el cuerpo se encontraba ya descompuesto y afectado por el ataque de los insectos. En la primera inspección realizada por los guardas del Principado de Asturias, el Seprona, veterinarios del Instituto de Recursos Cinegéticos (IREC) y técnicos de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ) no han quedado claros los motivos que han causado la muerte del ave. Por este motivo, el cuerpo se ha enviado a al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, donde se le practicará la necropsia.
Según explicó Gerardo Báguena, patrono de la FCQ, se descarta que la muerte se halla producido por el ataque de otro animal. Aunque la pérdida de este ave ha supuesto un disgusto para los miembros de la FCQ, el proyecto para la recuperación de la especie en los Picos, continúa. «El otro ave reintroducida, "Deva", sigue viva y además hay otros tres ejemplares de quebrantahuesos que han llegado desde los Pirineos y se han localizado en los Picos», concretó Báguena. Además asegura el patrono de la FCQ que «es común que en los proyectos de reintroducción de quebrantahuesos se registren bajas, tal y como pasó en Andalucía o en otros países europeos donde se llevó a cabo la misma experiencia».
«Leoncia» tenía un año y es justo en esta edad temprana cuando tienen más peligro de morir. Así lo dicen las estadísticas de los expertos, que consideran que hasta que estas aves no son adultas y se reproducen, con diez años, es muy probable que puedan morir por envenenamientos, tendidos eléctricos o disparos.